Las pinturas de santos patronos en la España moderna se convirtieron en una eficaz herramienta de la promoción y consolidación de las identidades locales. La hagiografía se convertía así en un medio para el potenciar el discurso de la antigüedad cristiana en ciudades y villas. Al mismo tiempo, se pinta en estos lienzos religiosos la imagen de la ciudad como fondo escenográfico, ofreciendo una importante información sincrónica acerca del paisaje urbano y los elementos que lo conformaban. Analizamos aquí el caso de uno de estos ejemplos, un cuadro del siglo XVIII de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta de Talavera de la Reina.
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